sábado, 12 de diciembre de 2015

EL BARRIO CERCA AL TOPILLO COLORAO.



EL BARRIO CERCA AL TOPILLO COLORAO(2)




"No hay peor cuña que la de la misma madera" dice un aforismo popular. Es por eso que los activistas que suben de los barrios suburbiales, Ventanielles mismo, hacen sonar sus cacerolas frente a las puertas del poder del ayuntamiento de Oviedo mismo donde acaso por el fresco de la mañana no resulte recomendable salir a recibirles como se merecen. Porque los que allí se manifiestan son conocidos activistas de la izquierda local, los olvidados de la tierra.


El barrio sube a la ciudad para pedir que se cumplan las promesas. Provistos de cacerolas para llamar la atención sobre sus problemas. El topillo no se acerca a este tumulto porque acaso tema que le saquen los colores, el "topillo colorao·"

Estamos en periodo electoral y al no recibir ahora en el barrio más que candidatos vienen al lugar donde ocupan su trono los suyos para protestar por lo suyo que es en primer lugar el paro y después más paro y atención para cubrir las necesidades básicas de los pobres.
Ayer mismo un grupo de estos activistas que otrora “okupaban” lugares como La Madreña, hicieron sonar sus cacerolas vertiendo gritos y consignas que recuerdan aquellos años del “pinochetazo” cuando el “todo Santiago” se movía al mismo ritmo para pedir el paso popular por las alamedas donde cruzar el pueblo camino hacia la historia y su futuro. Allí, como ayer aquí, solo les espera la autoridad con sus escudos protectores porque no es cosa de mostrar mucha fuerza en plena  campaña. A lo lejos se oyen los ecos que se confunden con voces del candidato más valorado – país este- del todavía presidente Mariano Rajoy quien quiere que los mayores de la tercera edad aún en franca producción reducir o minorar el IRPF si siguen dando el callo hasta la muerte que es algo seguro.
Estas imágenes que parecen de ayer mismo eran tiempos de reivindicaciones, más parece que ahora ya no se atienden las peticiones de quienes un día apoyaron estas reivindicaciones.

De norte a sur, los activistas preguntan a los que un día fueron suyos en esos tenderetes de ciudad, que como va lo suyo y francamente sigue mal. Ahora esos neo caudillos están más atentos a lo que digan sobre ellos las encuestas traicioneras, mientras el “topillo colorao” esconde sus vergüenzas en un ático de lux bajo cuyos cimientos pasean orondas las señoronas sus vergüenzas y sus abrigos de astracán.
El “topillo” ha cambiando de hábitos. Su estirpe peleona por esos salones donde resuenan Wagner y Mozart y Verdi, todos los que un día fueron mis colegas y a los que se llevó el tiempo y el olvido, solo quedarán sus óperas para deleite de quienes  siempre llevan la batuta. Pero los pobres, si;  los pobres, resisten el frío, las heladas mañaneras y lo que esté por venir con sus cacerolas al gélido amanecer  pidiendo la justicia que un día se les prometió. 
El si ha elegido el barrio de Ventanielles para su mitin de honor en el epìcentro de la campaña asturiana. Pablo Iglesias, con los suyos, las gentes de barrio
Ellos siempre están prestos a echar una mano en cualquier evento, en un chiringuito como el Pinón Folixa; por ejemplo, porque son de  fiar, vienen desde lo más oscuro de los tiempos desde ese barrio elegido por Pablo Iglesias y los suyos, para traernos su mensaje uno de estos días de campaña.
Se les ofrece trabajo y pan bien ganado pero no ven llegar las ofertas a s sus predios donde muchas bocas esperan un resultado que les permita seguir resistiendo los embates porque ese es su sino. Mientras los candidatos van, de los platós a sus asuntos- que buen titular para el poeta de los pobres Miguel Hernández- y se dejan caer para hacer lo que los músicos conocemos por “bolos” en el extrarradio, después de dejar sus notas en los platós en los que hablan y no paran de lo suyo, porque “de lo nuestro: ni puto caso” dice el pobre de solemnidad. Van por tanto del “Molinón” a “la Teyerona” sin duda de menor aforo, lugar adecuado para la ocasión.

 
 Javier Fernández y Pedro Sánchez, más unidos que nunca, animaron con su presencia el mitin del candidato en el emblemático lugar de La Teyerona. El PSOE debe apretar el paso cuando las encuestas les son reacias.

Mientras los “tenderos” muestran su nerviosismo antes y después de la comparecencia en esa red ominosa que es la tele que le atrapa, donde los paisanos de pueblo y barrio siguen sus evoluciones a más por ver si se les ocurre hablar sobre algo de sus pensiones de pobres, pero “no toca”.
El chico de barrio obrero castizo en el que están puestas tantas ilusiones, balancea su Boli bic para sacar adelante algo de lo que aun queda en su magín. Pero aquí en esta pequeña ciudad de provincias, ya baten las cacerolas sus protestas exigiendo la presencia en sus barrios del “topillo colorao” quien esconde sus miserias en ese campillín minifundista en el que nos hallamos los más necesitados. Es por esto que fluyen de nuevo con fuerza las Asociaciones de Vecinos para defender como se reparten los fondos dedicados al terruño que habitan y otros administran. Y claro; suenan las cacerolas.

Los activistas de barrio, esenciales para el devenir de la ciudad, toman la calle para exigir soluciones al grave problema social por el que pasan los barrios.
Por tanto esta vez no se espera triunfo por goleada, si puede que más de una  culada porque deberán entenderse entre ellos para sacar adelante sus propuestas que son la suyas, porque de lo nuestro ya nadie se ocupa. El barrio sigue triste ¿Qué le pasa al barrio? Eso vayan ustedes a saber que sus habitantes a falta de presencia institucional se han tirado a la calle batiendo cacerolas que suenen a pobreza y miseria a puro grito. 

Piden sus portadores a los que un día fueron suyos que den la cara y a lo que ve esta mañana no hay más quien le asusta que un Cheni Uría, activista de los de siempre, esos que pedía el gran Belthold Brest: un indispensable, necesarios en todo tiempo.
Más el topillo no aparece por lado alguno, porque lo suyo ya ha quedado definido en la anterior consulta y ¡que les parta un rayo”.Pero el pueblo no olvida bien que lo supo el misérrimo “Duce” que después de ser vitoreado por la plebe lo colgó años después boca abajo en una calle de Milano. Cruel destino de quien todo se cree y nada es. Nos traen envuelta en un cartón sus propuestas y casi nadie se atreve a leer siquiera lo que le envoltorio lleva dentro
Sus voces se hacen inconfundibles las mañanas del día 22 de Diciembre cuando todos esperan que se haga el milagro de la Navidad
Las calles, acaso por el duro invierno  que nos atenaza aparecen más tristes y más que en los políticos plañideros, el pueblo sencillo confía en la suerte de los pobres que puede esconderse en cualquier rincón del bar cuando canten el premio los niños del Colegio de San Ildefonso. Atrapados por el cartón sujeto entre las manos, todos, hasta el topillo colorao, llevan escondido en el bolsillo superior esa papeleta que nos puede trasladar al futuro mismo. Porque los pobres se contentan con poco más de la “pedrea” esa miseria que se les concede en este sorteo de la navidad.
Ellos hacen oír su voz por medio de cacerolas como siempre ha sido. La protesta popular. ¿Alguien oirá sus quejas? esperemos que si.
Fuera, en la calle, siguen sonando las cacerolas que presagian un futuro igual o parecido para quienes padecen al frontispicio de la necesidad extrema, el oprobio la que se ve sometido este espécimen miserable que habita nuestros portales, nuestras ciudades y barrios.
Me sumo al dolor que esto produce en quienes perciben poco más que una barra de turrón “envenenada” un pan y una botellaza de vino. Mientras nuestros políticos, si ellos, siguen hablando  de sus cosas que pasan por acusarse mutuamente de corruptelas variadas. A lo lejos y de cerca suenan tambores hechos cacerolas de quienes ya poco i nada confían en estos charlatanes de feria que siguen como siempre ha sido: hablando de lo suyo.


 
 La ilusión dicen que es lo ultimo que se pierde. En esa esperanza habita la fortuna de los pobres. La ternura del anuncio de la lotería de Navidad, nos transporta a otros tiempos de cuando era El Almendro quien regresaba al hogar materno.

El “topillo colorao” se ha retirado a sus cuarteles más seguros y ya no pisa el “barro” porque le seduce más el asfalto como si de un tango arrabalero se tratara. “Por allí-el barrio- ya no aparece, puede que nuestro suelo sea menos propicio para sus intereses” ironiza uno de los que baten la cacerola mientras sujetan la pancarta. Por las calles suenan en los altavoces música de navidad y se entremezcla con el sonar de los megáfonos anunciando el enésimo mitin de la tarde. En este mundo siniestro habito y les aseguro: dan ganas de tirar la toalla.

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